Ute Giesel

Controladora de mañana, mamá de tarde: Ute Giesel puede combinar a la perfección su profesión en Rehm con su vida familiar

Desde muy pronto, Ute tenía en mente poder conciliar su profesión con su familia. Cuando comenzó a trabajar como controladora para Rehm en el año 2000, su primera hija tenía tres años. En 2003 nació su segunda niña. Ute lo tenía claro: Quería estar presente para sus hijas, pero también continuar trabajando a tiempo parcial. Una vida como mera ama de casa y madre no entraba en sus planes. El contacto con la oficina y los compañeros siempre había sido importante para ella. Pese a ello, era consciente de que sus hijas iban a crecer mucho más rápido de lo que a ella le gustaría. Hasta entonces quería pasar con ellas tanto tiempo como fuera posible.

Precisión entre la responsabilidad en el trabajo y la vida familiar

Ningún factor de coste está seguro ante ella y ninguna valoración es demasiado complicada. En Rehm, Ute es responsable de controlar los controles y planificación de costes. Se ocupa de realizar los cálculos posteriores de las máquinas, genera cierres de mes y de final de año y redacta informes para la dirección. ¡Ute es todo un talento organizativo! El reto de afrontar la vida laboral y seguir teniendo tiempo para sus hijas lo ha conseguido con modelos de jornada flexible que en Rehm se han podido adaptar individualmente a su situación personal. Así, tras el trabajo siempre le quedaba tiempo suficiente para ayudar a sus niñas con los deberes, hacer manualidades con ellas o leerles un cuento de buenas noches.

"Con una jornada laboral flexible ya no tuve que decidir entre el trabajo y la familia, sino que pude combinar ambas cosas perfectamente".

Entretanto, las niñas de Ute ya son jóvenes adultas y tienen sus propios planes de futuro. La pequeña todavía va a la escuela, la mayor ya está en la universidad. Ute vuelve a concentrarse más en el trabajo y a día de hoy tiene una jornada del 75 %. Con el equilibrio entre la vida laboral y familiar está motivada y equilibrada. Pero, incluso después de terminar la jornada, esta economista universitaria hace malabares con los números. ¡Deformación profesional! No es de extrañar que el presupuesto familiar o la hucha para las vacaciones estén calculadas al céntimo. Y, al final de la cuenta, no hay ni rastro de números rojos.

3 preguntas a Ute Giesel

Ha logrado un equilibrio perfecto entre la vida laboral y la familiar. ¿Cómo le ha ayudado Rehm a conseguirlo?

Ute Giesel: Siempre he sido muy perseverante: en la escuela, durante mis estudios de Administración de empresas y también en mi trabajo. Como mamá por partida doble, uno cambia la manera de ver las cosas o, mejor dicho, muchas madres trabajadoras creen que deben elegir entre los hijos y el trabajo. Mi experiencia muestra que existe un "término medio" perfecto para empresas y empleados, siempre que exista entendimiento por ambas partes, compromiso y una comunicación fluida. Cuando comencé a trabajar en Rehm a jornada parcial, mi hija pequeña ya iba a la guardería. Después de nacer mi segunda hija, disfruté de la baja de maternidad que me correspondía y a las ocho semanas del parto volví a trabajar. Tras hablar con la dirección, nunca ha habido problemas en encontrar una solución práctica para la gestión de las horas de trabajo, para equilibrar la jornada de un modo flexible según mi situación familiar y, cuando fuera necesario, reducirla o aumentarla. También me fue posible trabajar desde casa. Por esta gran comprensión de llevar el trabajo en sintonía con las obligaciones de cuidado que tenía en la familia todavía le estoy muy agradecida a Rehm.

¿Qué retos tuvo que afrontar como madre trabajadora?

U.G.: Empezaron como detalles pequeños. Hace años, por ejemplo, las guarderías no abrían todo el día. Eso implicaba que tenía que recoger a mi hija puntualmente al mediodía. Con la jornada flexible pude ocuparme de todo sin problemas. Recuerdo una anécdota sobre eso: Para mi segunda hija intenté conseguir una plaza en la única guardería que por aquel entonces contaba con atención también durante la tarde. Pero como se encontraba en otra zona de la ciudad, el esfuerzo fue en vano. El equipo de personal de Rehm envío diligentemente un escrito informativo al ayuntamiento (el titular de la institución) pidiendo que considerara en la asignación de las plazas de guardería que era necesario disponer de horarios de apertura flexibles para las madres trabajadoras. ¡Y, gracias a eso, pude conseguir una plaza allí para mi hija! Además, había muchas cuestiones organizativas que gestionar cuando las niñas se ponían enfermas o estaban de vacaciones. Pero, en este caso, la empresa Rehm siempre me ha echado una mano cuando no podía contar con apoyo de familiares.

¿Por qué Rehm es la empresa perfecta para usted?

U.G.: Las compañeras y compañeros son muy comprensivos. Siempre les ha quedado claro que "solo" estaba disponible por las mañanas. Las reuniones y citas se concertaban solo para ese periodo, cuando estaba allí. También se ha tenido en cuenta la época de vacaciones a la hora de planificar los días libres. En las fiestas de verano o viajes a la nieve era obvio que yo podía llevar a mis niñas. Incluso fueron al "día de puertas abiertas" que organiza la empresa Rehm, donde había actividades para las pequeñas, como pintacaras. De este modo, mis hijas pudieron aprender jugando dónde pasaba el día mamá cuando se iba a trabajar. Eso hacía derramar muchas menos lágrimas a la mañana siguiente, cuando tocaba despedirse. Otro plus para mí era la cercanía de la empresa a mi casa, a la guardería y a la escuela. Todo está cerca. Así, pude conciliar mi trabajo y mi vida familiar a la perfección; en mi opinión, las dos partes salen ganando absolutamente.

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